Dos amigos salieron a cenar una noche de marzo en Moscú. Chejov llegó arreglado a la cena, imaginándose en el restaurante más exclusivo de la ciudad. El magnate de Suvorin, a pesar no tener las mismas ideologías, terminaba siendo un buen compañero para conversar. El recién llegado estaba disfrutando de la velada, cuando empezó a brotarle sangre de la boca. Su compañero, con ayuda del personal, lo auxiliaron hasta que llegaran al hotel; y estuvieron aguardando para poder trasladarlo al hospital.
miércoles, 2 de septiembre de 2009
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